El sembrador Mc. 4, 1 – 9


“De nuevo comenzó a enseñar junto al mar, pero se congregó
alrededor de él una multitud grandísima; él entonces se subió a
una barca y se quedó sentado, dentro del mar. Toda la multitud se
quedó en la tierra, de cara al mar, y se puso a enseñarles muchas
cosas con parábolas.
En su enseñanza les dijo:

-          ¡Escuchad! Una vez salió el sembrador a sembrar. Sucedió que, al sembrar, algo cayó junto al camino; llegaron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en el terreno rocoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida, pero cuando salió el sol se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre las zarzas: brotaron las zarzas, la ahogaron, y no llegó a dar fruto. Otros granos cayeron en la tierra buena y, a medida que brotaban y crecían, fueron dando fruto, produciendo treinta por uno y sesenta por uno y ciento por uno.
Y añadió:
-          ¡Quien tenga oídos para oír, que escuche!”




Comentario y pistas para la oración

Jesús está en un momento de su vida en el que está teniendo un gran éxito, muchos lo buscan para escuchar sus enseñanzas y para ser curados.
En esta ocasión Jesús coloca, a los que se han congregado, de forma estratégica: mirando al mar, y él se queda dentro del mar en la orilla.
-          Imagínate la situación, si tú estuvieras allí ¿qué efecto produciría en ti la vista del mar? ¿Te has entretenido alguna vez en contemplar la inmensidad del mar? ¿Qué te evoca esta vista del mar? Ponle palabras.

En esta situación Jesús comienza  a hablar y explica este cuento, esta parábola. Es curioso, sin embargo, el que no la explica, solo cuenta la historia y la deja a la interpretación del público. Muchos tal vez no entenderían de qué se trataba, pero tomará después a parte a sus discípulos para enseñarles detalladamente.
Jesús tenía esta forma de enseñar, contaba pequeñas historias en las que traía situaciones de la vida cotidiana, de manera que sus oyentes podían entender bien las situaciones, pero después no explica porque no quiere un enfrentamiento frontal y directo con los poderes de la época, con las concepciones tradicionales de la religión judía.


                                                  Inma Fabregat

No hay comentarios:

Publicar un comentario